El bueno de Epicuro

lunes, mayo 31, 2010

Estoy convencido que los momentos proustianos llegan cuando estas o muy borracho o muy cansado. Como ya va más de un año que no bebo (no por voluntad propia sino por la de mi doctor), he tenido que esperar a tener la mierda bien revuelta y el cuerpo estrujado para conseguir esas manifestaciones de cruda realidad. Una en particular llego ayer mientras chateaba con un amigo. Hablábamos de nuestra situaciones laborales, resulta que ambos nos encontrábamos gracias al desempleo al borde de la ignominia y la prostitución, enumeramos los trabajos en los cuales nos habían rechazado como perros vagabundos, junto con los trabajos a los que habíamos rechazado por no tener una propuesta acorde a nuestras expectativas de sobrevivencia y libertad. La conversación fue derivando en una descripción larga del “trabajo soñado” de mi querido amigo, además de exponerme de forma muy extensa su “plan ñoño de vida”. Ya cuando mi paciencia terminaba y me disponía a apagar la pc e irme a ver un capítulo antigüito de los Simpsoms para despertar al cerebro remojado, mi amigo me salio con una pregunta que me rompió las bolas dejándome anonado: “¿Y tú, qué planes para el futuro?”. Seguramente mi amigo esperaba la misma perorata ultra-ñoña que dijo, pero no, ni por si acaso la pregunta había pasado por mi inocente cabeza. Durante unos breves instantes yo y mi hámster cerebral tuvimos la tentación de pensar en serio, pero en una pequeña búsqueda en mi banco de datos encontré la respuesta perfecta: “Mira hermano citando a Epicuro yo creo que el …futuro ni depende enteramente de nosotros, ni tampoco nos es totalmente ajeno, de modo que no debemos esperarlo como si hubiera de venir infaliblemente ni tampoco desesperarnos como si no hubiera de venir nunca…”, a lo que mi amigo contesto: “Jah???”, momento el cual aproveche para salir del msn.
Ya después mientras mis neuronas se relajaban frente a la televisión agradecí cien mil quinientas veces al bueno de Epicuro por dejar esas palabras tan sabias que salvan de la catástrofe a tipos como yo, al los que fácilmente se dejan cagar el día por ir pensando en huevadas.
Como dicen por ahí, a veces es bueno pensar, pero la mayoría de la veces no, por el momento mi principal objetivo en la vida es conseguir un laburo que me de lo suficiente para darme algo que meter al buche de vez en cuando y obtener la receta perfecta para el rollo de queso. Personalmente me parece una perdida de tiempo andar reflexionando en el futuro, Dios o la muerte. Especialmente en ésta última, creo que de todos los problemas que puede ocasionarnos la muerte, la menos grave es matarnos. Porque por andar rompiéndose las pelotas toda la vida intentando escapar de la muerte, hay muchos que se olvidan de vivir.
En fin para finiquitar el post, les dejo mi aforismo favorito de este filósofo griego además de una canción 5 estrellas.
"Acostúmbrate a pensar que la muerte no es nada para nosotros. Porque todo bien y todo mal reside en la sensación, y la muerte es privación del sentir. Por lo tanto, el recto conocimiento de que nada es para nosotros la muerte hace dichosa la condición mortal de nuestra vida; no porque le añada una duración ilimitada, sino porque elimina el ansia de inmortalidad. Nada hay, pues, temible en el vivir para quien ha comprendido rectamente que nada temible hay en el no vivir. (Carta a Meneceo, 124)"

La tercera fumada nunca es tan buena

viernes, mayo 21, 2010
Hay muchas cosas que aprendí de pequeño gracias a la experiencia, como que se baja mejor de una colina a pie que rodando, o que los orificios del toma de corriente no se usan como dedales, y entre todas ellas una de las más importantes es que cuando se trata de películas sobre super-heroes y sus terceras partes, los resultados son catastróficos. Esta lección me asalta ahora que acabo de enterarme que Christopher Nolan prepara la tercera parte de la nueva saga de Batman. Todos sabemos el orgasmo cinematográfico que represento The Dark Knigt, con ese Joker nihilista y psicópata bajo la piel de Heath Ledger, un Harvey Dent mutilado tanto física y mentalmente para convenirse en el perfecto Two-Face, que sin necesidad de aparecer mucho tiempo en la pantalla causa una impresión diez mil veces mejor que el bodrio interpretado por Tommy Lee Jones (del cual hablaremos más adelante). Esto sumado a una banda sonora agresiva y épica que acompaña un argumento circular que desde aquella primera imagen formada por la insignia de Batman sumida en el caos hasta la silueta del caballero de la noche perdiéndose frente a la luz de una autopista, hacen la mejor película sobre súper héroes que he visto hasta la fecha ohh…que decir…sublime.
Por eso la tercera parte de esta serie es uno de los retos más densos y turbios que hay, mucho más considerando la maldición de “las terceras partes”. De entre el largo repertorio de decepción que hay en esa lista menciono tres, que truncaron, en mayor medida que las demás, las débiles ilusiones que me había hecho de ver una adaptación decente.

Batman Forever

Tanto “Batman” como “Batman Vuelve” ambas de Tim Burton, habían traído de vuelta al verdadero Hombre Murciélago, al oscuro héroe de ciudad gótica, dejando atrás el Batman marica de mallas azules de los años 60, aunque los guiones de ambas películas no eran muy fieles al comic que digamos y el imaginario de Burton insertado en la obra desplazaba un poco la verdadera esencia del encapuchado. Era más de lo que se podía esperar, y también lo mejor que se había hecho en cuestión de adaptaciones hasta el momento.
Aún no entiendo muy bien porqué, los ejecutivos de la Warner decidieron sacar a Burton y reemplazarlo con el cabezotas de Schumacher, disque para hacer una película más “familiar”, ¿familiar?, no no no, era el principio del fin. Primero nos quitaron a Michael Keaton, no digo que Val Kilmer no diera al papel, pero a Keaton le pertenecia el personaje de Bruce Wayne, se lo había ganado. En fin eso era lo menos grave, lo decadente fue destruir la imagen de Batman, ya no era el justiciero silencioso y oscuro, si no un Rambo enmascarado, y no solo eso. El traje también había cambiado, ahora era una especie de armadura sexi que marcaba los abdominales y los pezones ¡guacala! Y para joder más la historia pusieron a un Robin bastante crecidito y tirado al rebelde. Que en vez de ocupar el puesto de ayudante de super-heroe parecía su compañero sexual. En fin, todavía no llegamos a lo peor. Ahora vienen los villanos.

Que son estos dos:

Que me recuerdan a

¡No!, hubiera preferido ver a Jim Carrey en la Mascara 2 que en el papel del Riddler, y de hecho que ni siquiera mencionar el despotricado Two-Face de Tommy Lee Jones. En fin, lo mejor que se puede hacer después de ver Batman Forever es darse en la cabeza con un yunque con la esperanza de olvidarla. Y de ahí irse directamente a la ver “Batman Begins”.

X-Men: The Last Stand

Siempre pensé que el mundo todavía no estaba listo para una adaptación de X Men, pero a grandes rasgos la primera parte estuvo pasable y con un reparto acertado. La segunda es otra cosa, realmente hubo una evolución, y la trama muto para mostrarnos una peli 5 estrellas, Bryan Singer había logrado darle a cada mutante un protagonismo con una eficiencia matemática, además de dar el primer paso a una de las mejores sagas, la del Fénix, la última escena donde se ve la silueta del ave de fuego bajo el lago alcali era demasiado alucinante y prácticamente te dejaba pidiendo a gritos una continuación. Sin embargo otra vez las manos codiciosas de hollywood se encargarían de hacer pelotas otra buena historia, los ejecutivos de la Fox sacaron a Singer para reemplazarlo por Brett Ratner, recontra-jodiendo la saga de la fénix oscura dejándonos en su lugar a esta tipa que debería haber sido parte de la noche de los muertos vivientes.


¡Qué horror!, y para no ser menos nos meten una trama que no tiene pies ni cabeza, pero la flagelan tanto pero tanto (nos matan a personajes claves como ciclope!!) que no dejan si quiera la esperanza de una continuación que arregle la bazofia armada.

Spiderman 3

De todas las secuelas que el hombre ha arruinado Spiderman 3 es la que más me dolió, en serio, fue personal, dejo profundas huellas en mi subconsciente y me costó 5 kilos de antiácidos. Esta vez no se cambio al director, ni al guionista, ni a los actores. Era el mismo podrido grupo que venia a cagar el palo a todos los fanáticos del trepamuros. Fui un fiel seguidor de las anteriores películas, es más las defendí cuando hubo gente que las critico, no falte a ninguna de las premiers y sonreí como idiota frente a la pantalla pasando por alto los desplantes y macanitas que de vez en cuando se mandaba Sam Raimi. ¿Y para qué?, para que después de tanta espera, salga con esta monumental cagada. ¡Por los mil diablos!, iba a ser la primera vez que llevaban a Venom a la pantalla grande, al mejor de los villanos que he conocido en el mundo del comic y junto con él a la saga del “traje negro”, años de espera, sólo para recibir un golpe bajo, seguido de una colosal nausea y unas ganas vehementes de volverse terrorista.
El primer error fue aumentar el nivel de ñoñeria de Peter Parker, en las anteriores películas, digamos que había estado dentro de rangos “tolerables”, pero esta vez se les pasó la mano. Es cierto que en el comic el personaje de Parker era a ratos, callado, introvertido y amable, pero no era para nada un pusilánime ñoño que parece que va a mojar los pantalones. Sin embargo lo más denigrante fue ver a este mi personaje favorito en su versión de “malo”


Sin más comentarios.

Finalizando, conviene decir que sólo nos queda hacer macumba para que Nolan rompa con la maldición de las “terceras partes” y nos deje con una peli, tal vez no mejor que The Dark Knight, pero por lo menos con una continuación digna.

PD: dado que este post es bastante largo y fue hecho en poco tiempo, estoy seguro que debe de tener un sin fin de errores ortográficos y demás incoherencia, por ello, me disculpo.

Orillas

sábado, mayo 15, 2010
Ayer al leer mi correo en un craso error le di click a ordenar los emilios en orden descendente por fecha, y me fije que tenía mensajes sin leer desde el 2002 (año en que abrí esa cuenta), los correos esperaban impolutos a ser abiertos 8 años. “Mierda, que la nostalgia te persigue hasta en Internet”, me dije. Mi mente se remonto inmediatamente a esos mozos años, me imagine a mi mismo como esos dibujos ñoños de animalitos de disney caminando y saltando por las calles con una sonrisa inocente mientras pasaba mis primeros años de universidad. Recordé las sabias palabras de uno de mis gurus existenciales Woody Allen, cito: la vida se divide entre lo horrible y lo miserable. Ésas son las categorías principales […] Lo horrible sería... no sé, los enfermos incurables […] Me refiero a los ciegos, los inválidos […] Y después, lo miserable incluye a cada uno de nosotros. Lo engloba todo. Así que tenemos que dar gracias por sentirnos miserables, pues la otra alternativa es aún peor. Así que recapitulando, aquel tiempo yo era un feliz miserable e incauto que iba libre por la vida, no percibia la existencia de la otra orilla: la horrible.
Hoy, me cuesta ser el chico de aquella época, tener los mismos traumas y complejos, andar de quejón por mi desdicha. No se si estuve en el lado horrible, pero de que pase el año pasado alejado de lo miserable, si. Me di cuenta de ello una tarde cuando era llevado en un taxi de camino al hospital, recuerdo que era un sábado por la noche. Andaba tan ido por mi malestar que apenas distinguía las luces de los faroles, cuando nos detuvimos en una esquina vi pasar frente al coche a dos amigas con las que en antaño salíamos a parrandear los fines de semana, ellas estaban ahí siguiendo su rutina fiestera de fin de semana, sin percatarse que las observaba. Supe entonces que estaba en la otra orilla, ¿orilla de qué?, no se, pero ya no pertenecía al buen mundo miserable.
Son extraños e incompresibles estos cambios de dimenciones, lugares y tiempos, ahora he vuelto a lo miserable, eso al menos creo. Y soy feliz por ello, pero decepcionado de mi mismo por no poder ser un buen miserable como antes.
Volviendo a los emilios, decidí borrarlos sin leerlos, creo que el pasado debe llevarse sólo en la memoria donde ya tienes suficiente para deleitarte o atormentarte. Ya sobran los recordatorios tangibles. Creo que todo se trata al final de caminar por la orilla que te toco. Sin mirar al otro lado, sin sentirte ni desgraciado ni afortunado.
Haciendo a un lado tanta divagación les dejo un par de canciones que me pegaron duro mientras escribia el post. Una en ingles y otra en español.




Retomando el Blog

domingo, mayo 09, 2010

La vida es caerte y levantarte, avanzar, avanzar, siempre p’adelante y nunca p’atras, si tropiezas y te vienes a bajo, enderezas el cuerpo, sacudes el polvo y continúas. Eso oí por ahí, pero, ¿qué pasa si en realidad no te caíste?, ¿qué haces si sólo te detuviste y sin una razón aparente y dejaste de avanzar?, si te quedaste mirando el panorama con los ojos achicados y la boca abierta. Si te quedaste en casa para no hacer nada, y digo nada de nada. Tal vez prendías la pc de vez en cuando y entrabas a tu cuenta de facebook, pero ni siquiera era para hacerlo como una persona normal, que escribe algún mensaje ñoño a sus amigos o sube alguna foto sosa con un comentario de ioo, ioo otra vez, no. Solo entrabas para ver las fotos de gente desconocida, una y otra vez sorbías de las salpicaduras de la vida de los demás. Si cuando de libros se trataba, apenas te quedaban ganas para re-leer novelas que ya habías leído antes, pero con el cerebro tan adormilado que apenas podías rumiar algunos párrafos de Harry Potter, si, de ¡Harry Potter!, así de grave estaba la cosa.
De esa forma dejas pasar los meses, cayendo en la espiral de la vagancia, donde gastas el reproductor de dvd recapitulando series como Seinfeld, Friends, o Two and a Half Men, tanto pero tanto que hasta te aprendes los diálogos de memoria. Cuanto el hámster de tu cabeza no sólo dejo su rueda oxidada sino además engordo veinte kilos alimentándose con música Pop, condimentado con Cumbia y sazonado con Reggeton. Sin ni una pizca de un saludable Rock o Jazz. Terminas convertido en un vampiro de la haraganería que con un solo atisbo de contacto social se le derrite el cuerpo. Tu uniforme oficial es un pijama y tus perros comienzan a confundirse porque piensan que ya formas parte del sillón de la sala.
¿Y por qué te detienes de esa forma?, puede ser culpa del alma torpe que uno posee, que como siempre tarda en asimilar los cambios que trae la vida y en el lugar de adaptarse se tira al suelo como una niño neurótico y hace un berrinche. O a lo mejor es culpa del cuerpo, ese no es capaz de aguantar dignamente una enfermedad y a los primeros tratamientos raros queda intimidado y se arrulla bajo un caparazón invisible sólo para asomar la cabeza de vez en cuando.
Las consecuencias de estas detenidas terribles las llevan los blogs como este, que apenas levantaban vuelo tímidamente y les destrozas las alas con uno de esos fusiles de alto calibre con más de 10 meses de abandono.
En fin, ya basta de remilgos, es hora de darse un auto-puntapié para segir caminando, ¿haciá dónde?, no se, pero es mejor ir por un camino desconocido que quedarse dando circulos en el mismo lugar así que a poner a dieta al hámster y aceitar la rueda. Abrir el ataúd del letargo, quitarse el pijama y comulgar los pecados de la ociosidad. Sacar la planta marchita al sol, y esperar las hojas secas revivan, y escribir, escribir, escribir. Rogando que todavía haya alguna persona que se de una vuelta por el blog.

Generaciones

martes, agosto 04, 2009

Hace unos días mientras me dirigía alegremente a un puesto de películas, a ver si encontraba alguna “joyita” entre toda la bazofia de DVD’s piratas, una voz lejana pronunció mi nombre al darme vuelta me encontré a una amiga a la cual no había visto hace años. Al verla un pensamiento involuntario asalto mi cabeza, “¿¡qué diablos le había pasado!?”, cuando la hube conocido era una muchachita alegre que retozaba dulcemente por las discotecas y fiestas de la ciudad, ahora se había vuelto en toda una doña, de esas con tobillos rechonchos y un trasero tan grande que en él se podría establecer toda una familia de enanos. Seguidamente un segundo pensamiento transito mi mente, “¡Huy!, mañana mismo le bajo a las grasas, boto el tarro de mantequilla, dejo los pollos broaster y salgo a trotar en las noches”.

La charla comenzó y se extendió de forma inevitable, por ahí salieron las clásicas interrogantes que suelen hacerse en este tipo de encuentros, ¿qué ha sido de tu vida?, ¿dónde trabajas?, ¿qué fue del talsito?, ¿qué fue de la talsita?, etc, etc. Me resulta agobiante hacer un resumen de mi vida para alguien que de seguro no volveré a ver en muchos años. Sin embargo decidí darle cuerda a la conversación el suficiente tiempo para no parecer un mal educado, mientras el pequeño hámster en mi cabeza sólo pensaba en las películas que me esperaban para ser correctamente seleccionadas y después llevadas a mi humilde hogar. Así en medio del bla, bla, tuve que confesar que mi vida actual estaba dedicada a la vagancia y que por culpa de mi enfermedad andaba más lleno de drogas que una farmacia ambulante. Ella me contó que se había casado que ya iba por su tercera wawa (se nota que no perdió el tiempo), en fin justo cuanto todo parecía terminar y me alistaba para decir educadamente “adiós, a ver si nos vemos alguna vez más antes del Apocalipsis”, ella dijo “¿A qué no sabes…? El mes que viene hay una fiesta de clásicos para la generación de los 90’s”. Entonces el hámster de mi cabeza tropezó en su rueda y las siguientes palabras se quedaron rebotando en mis pensamientos como una pelota de k’aqcha: “CLÁSICOS”, “GENERACIÓN”, “90’s”.
Inevitablemente mi memoria se remontó a la época en que era un adolescente puberto, cuando escuchaba en la radio esos anuncios para fiestas de clásicos de los 80’s o 70’s y decía: “pobres ñoños, intentando rememorar un tiempo pasado y pisado, viejos del acordeón que están a un paso de la mayor ancianidad pueril”. Mas ahora yo era uno de ellos, ¿cómo había sucedido?, ¿en qué momento llegué a ser parte de las generaciones”?, y así como agarrado por un soroqchi en plena subida se me salió el octogenario que llevaba dentro. Maldije la hora en que me encontré con mi bendita amiga y olvidando la compra de videos me fui derecho a mi casa con la cabeza gacha.

Ya en el micro me puse a analizar con más calma esto de las generaciones. Al principio me negué a formar parte de esta etiqueta decagonal, pero después de enumerar la música y los momentos que más hondo me llegaron resultó que casi todos pertenecen a esa lejana década noventera No es tanto sentirse viejo sino que tener esa sensación de que de que tus mejores días pasaron a la historia que entre la universidad y el trabajo caíste en el abismo del olvido y tu generación fue remplazada por otra que gusta del metroflog y el reggeton. Que la mayoría de tus congéneres ya comienzan a caer en los lazos del matrimonio y se van estableciendo en trabajos monótonos en donde se les será sorbido el último resquicio de juventud que les queda. Y así a medida que avanzan los años vas mirando a través de una ventana a los dueños de esta época, con su ropa y su música mientras te vas alejando más y más (mierda que denso).

Intente darme alguna ánimo pensando que a muchos de nosotros, los noventeros, recién vamos entramos en la segunda juventud, quise creer fervientemente en eso pero la palabra VIEJO me retumbaba el coco y justo mientras ya me abordaba la total depresión recordé lo que decía el buen Epicuro “Quien un día se olvida de lo bien que lo ha pasado se ha hecho viejo ese mismo día”. Y eso me dio otra visión del asunto, me calme y dije que si al final de cuentas ya era de esas “generaciones” no me quedaba más que defender la que me tocaba, recordar las buenas épocas esperando vivir mejores y dejar de pensar en huevadas en vez de ir a comprar videos.

** Entre otras cosas **
- Para los que no entiendan Wawa y Soroqchi
Wawa: Bebé, niño o vástago humano.
Soroqchi: Dícese al mareo y dolor de cabeza que le da a uno por culpa de la altura.
- Si encontráis más errores ortográficos de lo normal por favor disculpen escribí este post en medio del cansancio y el sueño.

Lluvia

lunes, julio 27, 2009

Aunque la lluvia es muchas veces relacionada con la tristeza, los días lluviosos siempre han sido para mí los más agradables. No encuentro mejor sensación que quedarme parado bajo el alero de alguna casa viendo como las miles de gotas van estrellándose en medio de la calle. Y después de pasada la lluvia no hay nada más tranquilo que caminar bajo un aire limpio y rodeado de ese olor a tierra húmeda. Hoy luego de meses de sequía la lluvia ha vuelto a mi cuidad, me sorprendió un poco ya que generalmente recién comienza a llover entre septiembre y agosto. Recuerdo cuando llegué a Cochabamba, hace unos 17 años más o menos (¡uh, qué viejo estoy!), la ciudad era un poco más silvestre, todavía quedaba muchos de los ríos y lagunas de la época colonial, uno podía encontrar fácilmente en su jardín ranas, caracoles, libélulas y hasta pequeñas culebras. Las lluvias entonces eran perfectas, no como ahora que si no es un chaparrón miserable que ni te moja la nuca, es una tormenta que termina inundando las calles. En esos días llovía lo suficiente para que las ranas hicieran sus criaderos de renacuajos o para que los escarabajos salieran de la tierra a sobrevolar la hierba.

Hoy en día, la ciudad ya está completamente urbanizada, los únicos animales salvajes que se pueden encontrar son las ratas que salen en las noches a husmear por los basureros. Aún así la lluvia no ha dejado de ser hermosa. De alguna forma la lluvia logra mostrar la verdadera cara de una urbe, los tonos chillones e intensos son remplazados por colores grises y tranquilos, las calles son despojadas de la gente y se descubren tal y cual son. Parecería que todo fuera renovado que cambiara. Creo que esa es la verdadera esencia de la lluvia la transformación. Una muestra de ello es el uso que se le ha dado en el cine. Están por ejemplo las películas de Almodóvar en las que la lluvia es un catalizador para que los personajes pasen de un estado a otro, como cuando el hijo de Manuela en “Todo sobre mi madre” es atropellado o cuando Alicia en “Hable con ella” queda en coma. En “The Shawshank Redemption” la lluvia sirve de purificador cuando Andy Dufresne escapa de la prisión por una cloaca mugrienta hacía la libertad. Otro ejemplo es “Rashômon” en donde la lluvia personifica la crueldad del mundo que rodea a los personajes mientras discuten el asesinato de un hombre. Y por último tenemos a “Magnolia” en que al final hay una lluvia de ranas como sinónimo del castigo y redención de los personajes y la inverosimilitud de sus hechos.

Todo demuestra que la lluvia es uno de los fenómenos más extraños que hay. Siempre he creído que un año lluvioso será un año de muchos cambios. Y al final todo cambio siempre es bueno. Para terminar os dejo la escena de una peli que denota mi adoración por la lluvia.

Fruslerías

martes, julio 21, 2009

En la vida existen una serie de penas y amarguras que nos van esperando a lo largo del tiempo y que indudablemente nos alcanzaran tarde o temprano: perdidas, enfermedades, problemas económicos y desilusiones amorosas forman parte del menú que cualquier ser humano sin importar su condición o raza sufrirá. Sin embargo y ante un panorama tan sombrío la mayoría de nosotros llevamos (o intentamos llevar) una vida feliz y libre de preocupaciones. Todos sabemos que vamos a morir algún día, sabemos que nos llevaremos muchas desdichas en el futuro, no le damos mucha importancia y continuamos, seguimos jalando pa’ lante, como se diría. Está buena actitud ante lo extraña que es la vida, es una habilidad, que creo yo, la llevamos en nuestra naturaleza. ¡La vida es una miseria tras otra!, que diablos, uno vive el día y ya, si mañana llega el apocalipsis o la peste, me preocupare en su momento. Sin embarco hoy fui testigo de que en determinadas circunstancias la filosofía se viene abajo. Todo sucedió esta tarde en mis clases de alemán, había comprado un tajador (saca puntas) de lápices marca RENCAI ( no saben la emoción que me envuelve estrenar las cosas), así que saqué el relucientemente adminículo en medio del aula pero cuando metí un lápiz y le di vuelta, escuché un CRAC y el tajador chino de mierda apareció roto en mis manos. Entonces, mientras puteaba como un cavernícola frente a mi profesora de alemán, se me ilumino, me di cuenta que a pesar de nuestra innata habilidad de sortear los grandes problemas de la vida, no se puede hacer nada con los pequeños. Me di cuenta de que estamos condenados a que determinadas “pequeñeces”, nos jodan el día y no hay nada por hacer. El calentamiento global fue predicho por Nostradamus, ¿pero qué hay de mi tajador?, nadie lo vio venir, y nadie (aparte del chino de mierda que lo ensambló) tiene la culpa. Trate de pensar en la continuidad del universo, en los estoicos, en Michael Jackson pero no encontré consuelo. Al salir de clases decidí hacer una lista de las “fruslerías de mierda” que a uno pueden terminarle por romper las bolas:

I. Que se te arruinen los audífonos del walkman justo cuando estas saliendo de viaje.
II. Pisar las eses de un perro y darte cuenta cuando ya habías entrado a tu cuarto y subido a la cama.
III. Estar con una super gripe, siendo tus fosas nasales las cataratas del Niágara pero que no tengas ni pañuelo y ni un centímetro de papel.
IV. Encontrarte con un amigo (a) en la calle, saludarlo y luego darte cuenta de que él o ella no se acuerda de tí.
V. Cerrar por error Word mientras hacías un trabajo por horas y no guardar.
VI. Querer parecer un clavadista ruso y darle un panzazo al agua de la piscina.
VII. Descubrir que desde hace años te habían puesto un apodo tipo “el sapo”.
VIII. Pasar la noche viendo sábado gigante con tu abuelita y luego enterarte que tus amigos hicieron una fiesta y no te llamaron.
IX. Entrar a un restaurante pagar por adelantado para luego enterarte que el almuerzo es guiso de patas
X. Y por último que se te parta en dos el tajador nuevo con el primer lápiz.

**Entre otras cosas**
-Al fin mañana podré ir a ver Harry Potter, ya se lo que dirán, literatura Light de mierda, pero que se le va hacer si no puedes con ellos úneteles
- Ya nos sacaron al lago Titicaca del los “Seven wonders”, así que al diablo, para mi siempre fue y será el lago más impresionante del mundo.
- Parece que el invierno ya esta pasando, creo que ya puedo empezar a rebajar las 8 mantas con las que duermo.

Yo y mi estúpida billetera

jueves, julio 16, 2009

Recuerdo los días de la universidad como un época de experiencias entremezcladas, de las que siempre terminaba sobresaliendo el histerismo, todos esos trabajos, exámenes, informes y prácticas mermaban en gran medida a mi espíritu ya apesadumbrado por la presión de haber salido bachiller. Entre las peores cosas que tenía que soportar estaba el de salir a tiempo a clases, no se que me pasaba pero desde el inicio de mi primer semestre mis pequeños atrasos de 5 o 10 minutos se habían estado convirtiendo en horas enteras, donde terminaba llegando con el cabello despeinado cuando la clase ya había terminado. Decidí llevar a cabo un sin fin de medidas para evitar mi impuntualidad, dormía con los jeans puestos, colocaba la alarma una hora antes, o desayunaba en el “camino”. Cabe decir que las providencias tomadas no sirvieron de mucho, además de atragantarme con un pedazo de pan el micro no conseguí reducir mi dejadez. Fue una mañana en la que me levante con las pilas puestas, en la que no desayune, me vestí con lo que encontré y salí de casa apenas salía el sol.

Miraba mi reloj y no podía creerlo, al fin salía temprano, recuerdo que una que otra lágrima de victoria rondaba mi mejilla. Al llegar a la calle hice un conteo de mis pertenecías, recordé haber olvidado mi libro de Calculo y mis lentes, pero no me importo, al fin y al cabo no se podía ser perfecto. Dicen que al que madruga Dios le ayuda y es verdad, por primera vez en mi vida de universitario pillaba un taxi-trufi con un asiento vació, era el paraíso. Subí con una sonrisa digna del Joker más malévolo que pueda haber. Les dije a todos los pasajeros buenos días y me recosté a esperar el fin del viaje. Casi a medio camino una compañera de clases se subió sentándose a mi lado, era una chica que me gustaba y a la que nunca me había animado a hablar. Mi incredulidad por mi buena ventura fue mucho mayor, aquella oportunidad de conocerla se hacia tangible. Justo cuando me proponía a decirle algo, una pequeña luz roja se me encendió, el hámster de mi cabeza debió tropezar dentro de su rueda porque me quede en blanco, me di cuenta que no sólo había olvidado los lentes y el libro de calculo, si no también la billetera. Me pregunte, ¿cómo mierda iba a pagar mi pasaje? Urge aterrado en mis bolsillos esperando encontrar una moneda pero no había nada aparte de un montón de pelusa y una ficha de teléfono.

Casi al instante me fije en el chofer (que de paso estaba sentado a mi lado), era un hombre joven con unos brazos musculosos y un tatuaje del cuartel en la mano, trague un poco de saliva y comencé a pesar en la opciones que tenía. Podía irme por la opción A, parar el taxi-trufi y salir corriendo como ratero a ver si me alcanzaban. La opción B era agachar la cabeza y suplicar clemencia. También estaba la opción C y pedir prestado el dinero a mi compañera de clase (quién no me conocía) y quedar como un idiota. Decidí por la opción B, pero no me baje en la universidad sino espere que todos los pasajeros se bajaran para que no sean testigos del bochorno, (en especial mi compañera de clase), cuando el vehiculo se quedo vació (ya casi llegando a la parada a varios kilómetros de la universidad), hice parar el taxi-trufi, apreté fuerte un lapicero como arma de defensa y confesé al chofer mi iliquidez económica.

Para mi sorpresa el tipo resulto ser un hombre compresivo, no hubo los putazos o patadas voladoras que esperaba, sólo se rió como desquiciado, “en otra me lo paga joven” me dijo y dejo que me vaya. Hice una maratón tipo 20 cuadras estilo libre hasta la universidad, miraba el reloj y me decía, “aún hay tiempo, aún llegas”, cuando al fin me topo con la puerta la encuentro cerrada y con una notita pegada en el frente “las clases de hoy se suspenden por indisposiciones medicas del docente, gracias por su comprensión”. Le tire una patada de infundía a una piedra y comencé el largo camino a pie hacía mi casa cojeando y con la cabeza gacha. Esos días de la universidad si que fueron buenos tiempos.

**Entre otras cosas **
-Ya van casi tres semanas desde que MJ se fue y repase unas 50 veces toda su discografía, creo que ya fue suficiente del tributo, ahora ya puedo volver a mis cumbiones…(mentira por si acaso)
-Esto del Twitter aun me plantea muchas incógnitas, ya me hice usuario, ya tengo Followers y Following pero ni así entiendo bien para que funciona exactamente.